De las pequeñas pérdidas y los grandes avances... y de la vida en Barcelona (:

martes, 19 de enero de 2010

Quiso ser un homenaje a Nicolás Castellano...

Hace ya una semana que cualquier medio informativo español abre con noticias sobre Haití. Es lo mismo de siempre: hay una catástrofe (más que predecible, por otra parte, por la situación del país) y nos volcamos en la zona para intentar paliar el desastre, unos días, semanas a lo sumo. Luego a otra cosa mariposa, que habrá más noticias candentes.

¿Qué pasaba antes en Haití? ¿Disfrutaban los haitianos de las playas caribeñas? ¿Vivían escondiéndose del sol bajo un bananero? Pues no, ya lo sabemos, es el país más pobre de América; por supuesto, por culpa de la colonización, por culpa de una clase política corrupta que ha dejado al país sin ley sumirse en la miseria, por culpa de las transnacionales que saquean a los países más pobres y por culpa de los gobiernos de los países más ricos que lo permiten y sacan beneficio.

Y, ¿qué pasa en el resto del mundo? ¿No hay ningún otro desastre más allá de Haití? Y, ¿Qué será de Haití dentro de pocas semanas?

No creo que haya riesgo de malinterpretación, no pretendo que no se hable del desastre; me parece fantástico que los medios de comunicación -esos mismos que operan según sus propios intereses económicos-, nos hagan sentir culpables. Pero no solo por lo que ha pasado en Haití, sino por eso, por lo que pasa en Guatemala, por lo que pasa en Somalia, por lo que pasa en tantas zonas del mundo, donde, insisto, las transnacionales campan a sus anchas sin que los gobiernos locales limiten su poder de actuación, de la misma manera que lo hacen los gobiernos de los países ricos, cuyos habitantes disfrutan de precios injustos por la explotación de conciudadanos del mundo, en otras zonas.


People, no es momento de sentirse culpable, ni de limpiar conciencias haciendo algún que otro donativo, por generoso que sea. Lo verdaderamente generoso –o no tanto, simplemente humano-, es acordarse de cómo viven millones y millones de personas cuando nos levantamos, cuando vamos a comprar a alguna gran superficie, cuando tiramos la comida que sobra, cuando compramos ropa incansablemente (rebajada o no rebajada) a pesar de que no nos cabe en el armario, cuando nos vamos de cañas en vez de acudir a una manifestación solidaria, cuando votamos, cuando…

El otro tema que me revienta es el de las críticas a EE.UU.. Y ya me jode tener que decirlo, que no es que quiera defender a ese país ingrato, pero están haciendo mucho más que cualquier otro -aunque sea insuficiente-, y me toca un pie que la Unión Europea que no es capaz de ponerse de acuerdo en nada, se permita criticar que si están intentando demostrar su generosidad, que si están ocupando el país porque han enviado a soldados para coordinar las acciones (cuando ni Naciones Unidas ha sido capaz), que si dan poco... Gentuza uno, gentuza otros. El uno, porque lo que hacen no es ni una décima parte de lo que deberían; y los otros no son capaces ni de esa décima parte y encima critican al prójimo. Hay que joderse.


En realidad, esta entrada se me ha antojado porque todas las mañanas en la última semana me ha saltado alguna lágrima al escuchar la crónica del corresponsal de la Ser en Haití. Nicolás Castellano -que lleva años recorriendo las costas africanas y canarias relatando los horrores de otro de los grandes desastres de los últimos años en las costas españolas, o sea la inmigración-, consigue humanizar la tragedia, por raro que suene. No sé si se corresponde con el código deontológico del periodismo, pero Nicolás está afectado por lo que ve, por las morgues, por la situación, por presenciar hambre y sed, por ver heridos sin asistencia, por la situación en general, y se le nota. Por supuesto, eso no impide que nos cuente qué pasa con el máximo rigor, pero no deja de ser una persona y lo demuestra. Y me llama la atención, y me llama más la atención que me llame la atención, pero no recuerdo corresponsales tan humanos, tan comprometidos, tan implicados. Nicolás parece más un cooperante que un periodista, pero no porque no haga buenas crónicas, sino porque el principal motivo por el que está en Haití ahora es su compromiso con las personas.


Pocas horas después de publicar esta entrada, aparece una reflexión interesante y en la misma línea en canalsolidario.org. En ese sentido, otra cosa que se me pasó comentar(criticar) fue el hecho de que la visita de Hillary Clinton este fin de semana pasado paralizara la única pista de aterrizaje de Haití durante tres horas... teniendo en cuenta la cantidad de aviones que necesitan aterrizar con la ayuda enviada desde todas partes del mundo... "poca cosa"... Fotos consiguió la tipa, eso sí, yo no las ví, pero seguro que salió estupenda.



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