Carta abierta a los señores políticos, periodistas y demás dicharacheros:
Crisis, la palabra del año. Hasta los huevos de la crisis, señores políticos, periodistas y demás dicharacheros. Vergüenza tenía que darles. Yo de economía poco, pero esta crisis es más mediática que otra cosa. Es más, todos sabemos que si no le hubieran dado tanto bombo, ni siquiera habría sido para tanto, habría sido una crisis cíclica sin más, de esas que ayudan a reordenar el caos y hacen avanzar. Pero nos la meten hasta en la sopa: en cualquier foro público no se habla de otra cosa, los programas de radio hablan de la crisis con condescendencia, los especiales de fin de año hablarán de ella (porque es femenino, que al final ya sabemos dónde van a parar todas las culpas...), anuncian los partidos de fútbol y las épicas deportivas como alegrías para combatir la crisis. Y es que menos mal que todavía tenemos a la selección de fútbol, a Nadal y a Gasol, chúpate esa.
Y, crisis, señores políticos, periodistas y demás dicharacheros, en griego antiguo significa "cambio para crecer", de manera que lejos de ponérsenos los pelos de punta ante tamaña crisis, deberíamos estar más que contentos ante la posibilidad de mejorar el sistema financiero de mierda que desordena el mundo y que tantas injusticias fomenta.
Así las cosas, dejen ustedes de dar morcilla, de hablar de la crisis como si fuera a acabar con nuestro inmerecido bienestar (y digo inmerecido porque lo tenemos a costa de explotar a dos tercios de la población mundial), y preocúpense de idear formas de promover un equilibrio sostenible para todos y no de incitar a los consumidores a comprar iphones de turno con la excusa de que es el consumismo lo que hace que la economía mundial funcione.
Señores, algo han hecho ustedes mal (y nosotros que nos lo hemos tragado, vaya, que no es que la culpa sea de ellos) para que un tercio de la población del mundo tenga que trabajar hasta la extenuación para poder cooompraaar, para que el tercer mundo produzca en condiciones de miseria y explotación, para vender al primer mundo barato, barato.
Que en 2009 nos empeñemos todos por reordenar el mundo, dejemos de lado nuestras "necesidades" que no son tales y obliguemos a nuestros señores políticos, periodistas y demás dicharacheros -y aquí voy a incluir a las transnacionales-, a comerciar con justicia y a no explotar a los que tienen menos poder económico en su propio beneficio. Déjense de "ayudas de cooperación al desarrollo" ficticias (que este es otro tema que ya abordaremos) y limítense a permitir y fomentar el comercio justo.
Y, usted, señor consumidor, también tiene una tarea/obligación: exija que lo que compra sea comercio justo, compre con responsabilidad, y desconfíe de lo barato, barato, que no esconde más que explotación.
Dicho lo cual, muy feliz año nuevo, que 2009 os traiga salud y respiréis amor por todos los poros de la piel.
