La moto del afilador
Fuente: Wikipedia
Y, como era de esperar, anoche ganó el Barça, se lío buena y ahora están todos resacosos... Yo, que sóc una bona xiqueta, me fui a la cama prontito y hoy me levanto con el sol y sigo mi ritual mañanero: me hago el desayuno y me tomo el cafetito en el balcón. Y en esas que pasa el afilador, un tipejo que recorre las calles subido en una moto que lleva una piedra de afilar y que para anunciar su llegada pita una musiquilla de esas que da grima.
Es alucinante que a estas alturas todavía haya afiladores nómadas en Barcelona, cualquiera se habría imaginado que habrían desaparecido hace años, que habrían abandonado las calles para alquilar un localcillo, o que directamente habría desaparecido esa figura, ya que hasta la tienda en casa vende afiladores; pero, no, aquí están ellos para hacernos venir a la memoria esas resacas estivas en el pueblo de tu padre, cuando venía el afilador y te despertaba con el tonillo grimoso y tú te ponías el almohadón encima para no oírlo, aún a riesgo de morir empapado en sudor... ¡Qué majos los afiladores y qué bueno que sigan aquí!
